jueves, 29 de marzo de 2012

SÉRAPHINE LOUIS (Séraphine de Senlis):1864-1942

Séraphine Louis, algunas veces citada como Séraphine de Senlis, nació en 1864 en Assy (Oise). Jamás estudió pintura, ni durante los tiempos de su niñez, cuando fue pastora, ni posteriormente, cuando trabajaba como sirvienta.[1]

¿Cuándo empezó a plasmar con formas y colores sus sueños y sus impulsos? ¿Por qué lo haría? Sabemos muy poco del drama íntimo de su pequeño ser. Y quizás todavía sabríamos menos de su arte si el azar no la hubiera reunido con aquél hombre que, impresionado por las imaginaciones de Rousseau, seguía la huella de los modernos primitivos.

El ignorante mundo la tomó por la humilde sirvienta de Senlis. Pero ella había sido llamada para ver, para mirar, a través de los bastidores perecederos de lo temporal, y para anunciar la eternidad. (…)”








En el año 1912 Wilhem Uhde [2] se trasladó a Senlis para descansar en la paz de esa vieja y pequeña ciudad de la Ile de France, cercana a Paris y, al mismo tiempo, alejada del Barullo. Cada mañana acudía una mujer para limpiarle la vivienda. Uhde apenas se fijó en ella. Un buen día vió en una casa de Senlis un bodegón de manzanas que le llamó la atención. Preguntó el nombre del pintor. << ¡Es su asistenta Séraphine!>> Hasta ahí le había guiado el destino a ciegas. Ahora podía cuidarse Uhde de que los estáticos ramos de flores crecieran hasta convertirse en poderosos árboles de fantasía. (…)

Uhde señala que Séraphine guardaba rigurosamente el secreto de su pintura. Nadie podía mirar cuando ella pintaba, cuando mezclaba los colores y preparaba el lienzo para que todo se efectuara con perfección artesana.[3] Vivía con un recogimiento monacal en su pequeña habitación, sobre cuya chimenea siempre ardía una eterna luz a la Virgen.[4]


Pequeña, ajada, con mirada ardiente y oscura sobre su pálido rostro, pintaba en una especie de trance, como jardinero místico, los flamantes ramilletes tras los cuales se oculta la tentación de todo lo sagrado. Plantas carnales con frutos rodeados de pestañas, ornamentos foliáceos hechos de suntuosas plumas delicadamente coloreadas, en cuyo resplandeciente nervio se abren ojos. Extraña malla de susurrantes y concupiscentes ramajes con sartas de perlas compuestas por bayas del arbusto de la ternura, y umbelas estrelladas del jardín de los placeres. (…)

(…) Todas las luces y las brasas de sus sueños se apagaron un día. Entonces vagó de casa en casa y predicó el fin del mundo. Su espíritu había quedado vacío y desequilibrado. En 1934 murió en el asilo de ancianos de Clermont.[5]
Para Séraphine el arte fue como una revelación. Para ella la pintura –igual que para Van Gogh- era un acto afectivo. Era como si se redimiera mediante el acto de la creación. Con los ojos inmensamente abiertos caminaba a ciegas por la uniforme monotonía de su insignificante vida."

 
[1]-Séraphine Louis nació en Arsy (Oise) el 3 de septiembre de 1864. Su padre era obrero-según la partida de nacimiento- y su madre procedía de una familia de campesinos. Cuando Séraphine tenía a penas un año murió su madre. Su padre, que había vuelto a casarse, murió seis años después. Huérfana, vivía con su hermana mayor. Empezó a trabajar como pastora, y a partir de 1881 trabajó como asistenta en el convento de las Hermanas de la Providencia, en Clermont (Oise). En 1901 comenzó a trabajar como criada en diferentes casas de Senlis.

[2]-Willhem Uhde: Coleccionista, marchante, galerista y crítico de Arte, el nombre de Wilhelm Uhde se asocia con la vanguardia artística parisina de principios del siglo XX. En 1908 se casó con la pintora Sonia Delaunay. Tras dedicarse a comprar y exponer la obra de impresionistas y cubistas, comenzó a consagrar gran parte de su energía y de su fortuna a los pintores “naïfs” o ingenuos, a los que prefería llamar “primitivos modernos” y a los que también llamó “pintores del Sagrado Corazón” en la primera exposición que les dedicó en París, en 1929 , con obras de Henri Rousseau, Séraphine de Senlis, Camille Bombois, Louis Vivin, André Bauchant...
[3]-Su técnica, completamente particular, consistía en el uso de la pintura Ripolin –la más común del mercado-, mezclada con la cera de velas que cogía en la iglesia, tierra extraída del cementerio y otros campos, de su propia sangre, que extraía de sus heridas y daba vida a sus cuadros…

[4]-Séraphine comenzó a pintar, según decía, por indicación de los ángeles y la Virgen. Cuando salía del aislamiento de su habitación iba a hablar y abrazar a los árboles y las flores.

[5]-Séraphine Louis, que había nacido el mismo año que Camille Claudel, vivió sus últimos años, como la escultora, que sólo le sobrevivió un año, internada en un asilo mental. Murió el 11 de diciembre de 1942, a los 78 años, en un anexo del hospital de Villers-sous-Erquery, a causa de las dosis masivas de tranquilizantes, de las privaciones físicas y la falta de alimento durante la ocupación alemana de Francia en la II Guerra Mundial y que fueron fatales para los miles de hombres y mujeres que vivían en centros psiquiátricos. Fue enterrada en una fosa común.

El  texto es un resumen extraído de:
BIHALJI-MERIN, Oto: El Arte Naïf, ed. Labor, Barcelona, 1978. ISBN: 84-335-7558-9; pp. 45-46

Las notas al pie son de Mercedes García Bravo.

Fuente: Mujeres en el Arte


La Paradoja de la Percepción

miércoles, 14 de marzo de 2012

Las esculturas de Miró se alzan en plena naturaleza de Yorkshire



Yorkshire (R.Unido), 14 mar (EFE).- En medio de las suaves y verdes colinas del norte de Inglaterra, el parque escultórico de Yorkshire cumplió uno de los sueños de Joan Miró: mostrar sus esculturas al aire libre, en medio de la naturaleza.

El parque, que este sábado inaugura al público la exposición "Miró escultor", reúne un centenar de esculturas del artista procedentes de todo el mundo, en la primera muestra en el Reino Unido sobre esta faceta del genio del surrealismo catalán.

La obra de Miró (1893-1983), que en alguna ocasión expresó su deseo de que sus esculturas se confundiesen con árboles, piedras, raíces, plantas y flores, se reparte en dos espacios: uno exterior, expuesto a la neblina y la humedad británicas, y otro interior, donde también se muestran algunas de sus obras pictóricas.



"Me sorprendí al descubrir un Miró poético en sus trabajos en bronce. Estos magníficos jardines al aire libre junto con las salas donde las esculturas y las pinturas dialogan, le dan una nueva dimensión a su obra y transmiten una sensación de libertad y utopía", dijo hoy Joan Punyet, nieto del artista.

La presencia de las toscas figuras de bronce creadas por Miró, de color plomizo con la neblina de la mañana pero radiantes con el sol de mediodía, impregnan de surrealismo el verde paisaje de Yorkshire, caracterizado por sus colinas y riachuelos.

En la galería interior, donde unos enormes ventanales llenan las salas de luz, se exponían otras esculturas más coloristas junto a algunas pinturas y bocetos destinados a que el surrealismo de Miró sea entendido por el público inglés.

"Es uno de los grandes artistas de su generación. Pero creo que muchos británicos no lo acaban de entender. En esta exposición queremos explicar el arte de Miró y descubrir su faceta como escultor, que era fantástica. Mucha gente se va a sorprender", dijo a Efe Peter Murray, el director del parque.

Admirado por sus pinturas surrealistas, la faceta como escultor de Miró ha pasado más desapercibida.

Ello a pesar de que realizó más de 400 esculturas y de que, a partir de los años 60, se dedicó sobre todo a esculpir.

Esta muestra quiere "hacer justicia" a esa vertiente de Miró y contiene algunas de sus obras más destacadas, como "Monumento a la mujer" (1970), "Mujer y pájaro" (1982), "Pájaro lunar" (1966), "Chica escapándose" (1967) o "La caricia de un pájaro" (1967), transportadas desde Barcelona, Mallorca o París para la ocasión.

También sobresale la enigmática escultura "Personaje gótico" (1967), ubicada en la cima de una colina, desde donde la obra de Miró domina un característico paisaje inglés que ha inspirado, entre otros, a artistas como David Hockney o Henry Moore.

"Estamos en Inglaterra, en el país de Henry Moore, de los colores plomizos y las luces tamizadas. Pero la obra de Miró ha tomado las raíces de este paisaje y le ha dado una luz mediterránea", aseguró el nieto del artista.

La exposición supone para el parque escultórico de Yorkshire "un sueño hecho realidad. Todo el conjunto unido se convierte en algo muy bonito. El equilibrio entre naturaleza, arte y los espacios interiores es perfecto", aseguró Murray.

"Difícilmente se verá otra recopilación así. Por las obras y por los rasgos del museo", vaticinó Emilio Fernández, otro de los nietos de Miró que asistió hoy a la presentación a la prensa de esta muestra.

Con unas 400 hectáreas de terreno, el parque escultórico de Yorkshire se convirtió en 1977 en el primero permanente del Reino Unido y es visitado cada año por unas 350.000 personas.

Antes de Miró, este parque había acogido con anterioridad retrospectivas de Moore, Hepworth, Antony Gormleym, Jonathan Borofsky, Alec Finlay, Andy Goldsworthy o el español Jaume Plensa, cuya exposición fue la más destacada del año pasado.

Dani Bosque

Jesús de la Sota: Silencios y ritmos



Jesús de la Sota. Dos sillas, 1955-1956
Jesús de la Sota: Silencios y ritmos
Dibujos y pinturas realizados por el artista gallego en la década de los cincuenta se muestran en José de la Mano Galería de Arte

Madrid, 08/03/2012

Desde hoy y hasta el 30 de abril puede visitarse en la galería madrileña José de la Mano (Claudio Coello, 6) "Silencios y ritmos", exhibición que reúne dibujos, óleos y algún ejemplo de mobiliario diseñado por Jesús de la Sota en los inicios de su trayectoria (1955-1961), quizá el periodo más interesante de su carrera.

Las obras expuestas en José de la Mano se agrupan en series diversas (peces, barcas, Fuengirola, grandes óleos, gramíneas, Guadarrama, etc) y evolucionan en el tiempo hacia una cada vez más depurada y rítmica abstracción. Algunas de estas obras están estrechamente relacionadas con sus proyectos de interiorismo y con la arquitectura; hay que recordar que Jesús era hermano de Alejandro de la Sota, con quien emprendió iniciativas comunes alabadas en la época por su funcionalidad y por unir su estética vanguardista con el aplauso del gran público.

Jesús de la Sota, nacido en Pontevedra en 1924 y fallecido en Berlín en 1980, se movió estrictamente dentro de los cánones de la abstracción geométrica. Por su normatividad, su obra recuerda a la de José María de Labra, de quien Sota fue amigo y con quien expuso en diversas ocasiones tanto a nivel nacional como internacional.


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Jesús de la Sota
Pintura, 1960
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Jesús de la Sota
Gramíneas, 1955